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El Síndrome de la rumiación

En su mayor parte, los alimentos que ingerimos toman una ruta muy específica una vez que ingresan en nuestro cuerpo: desde la boca hasta el esófago, estómago, intestino delgado, intestino grueso y luego salen por el recto y el ano. Pero para algunas personas con una afección conocida como síndrome o trastorno de la rumiación, la comida no siempre sigue ese camino: en cambio, cuando las personas con trastorno de rumiación tragan la comida, la regurgitan por la boca.

El trastorno de la rumiación se conoce técnicamente como un trastorno de la alimentación, o un trastorno del comportamiento, y a menudo se presenta durante la infancia o la niñez y es más prevalente en esas poblaciones. Las personas que padecen este trastorno regurgitan su comida, voluntaria o involuntariamente, por lo general dentro de los 10 minutos posteriores a la finalización de una comida. Los pacientes pueden regurgitar, volver a masticar y volver a tragar la comida varias veces, en un ciclo que puede durar hasta dos horas.

Desafortunadamente, no se sabe mucho sobre el trastorno de la rumiación, y también se desconocen las causas exactas del mismo. Dicho esto, ciertos factores de riesgo se han relacionado con este trastorno; entre estos se encuentran la negligencia y la falta de estimulación durante la infancia, así como situaciones familiares de alto estrés. Las personas con discapacidades del desarrollo tienen más probabilidades de sufrir un trastorno de rumiación; las condiciones asociadas incluyen ansiedad, trastorno obsesivo compulsivo (TOC), trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) , depresión y trastorno de estrés postraumático (TEPT).

El trastorno de la rumiación también puede ser una reacción a una lesión física. Se piensa que mientras el factor de estrés inicial mejora, persiste una sensación alterada en el abdomen; esto hace que la parte inferior del esófago se relaje, lo que puede causar molestias. Para aliviar esa presión, los individuos regurgitan su comida y, con el tiempo, la persona adopta inconscientemente este comportamiento aprendido.

Se anima a los pacientes que padecen el síndrome de rumiación a que se autocontrolen después de comer para descubrir sus factores desencadenantes. cualquier factor asociado con la regurgitación, como los pensamientos y sentimientos que pueden conducir a ella, puede ser útil para ayudar a un psicólogo a descubrir patrones que conducen a la regurgitación, lo que, por supuesto, puede ayudarlo a hacer recomendaciones sobre cómo detenerla.

Los ejercicios de respiración diafragmática también son parte de la primera línea de defensa cuando se trata el trastorno de la rumiación. Estos ejercicios les enseñan a los pacientes a respirar desde el diafragma, y podrían ser tan simples como hacer que un paciente coloque una mano en su pecho y otra en la parte inferior del abdomen, y luego hacer que respiren de tal manera que solo su mano inferior se mueva cuando inhalen y exhalen.

Si los tratamientos conductuales fallan, se podría recetar un analgésico llamado Baclofeno. El medicamento pertenece a una clase de medicamentos conocidos como relajantes del músculo esquelético y ayuda a tratar la espasticidad (tensión y rigidez muscular) en personas con esclerosis múltiple. Aunque no es un medicamente dirigido en exclusiva al trastorno de rumiación, sí que se ha informado de su éxito en ciertos pacientes a los que se ha tratado con él.

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