En Occidente nos comemos la cabeza con eso del estilo de vida sano, que ya sabemos que permite estar a nuestro cuerpo en óptimas condiciones, no sólo física sino también mentalmente. Sin embargo, la obesidad es un mal que afecta a muchos de nosotros y que además de producirnos malestar estético, también es la culpable de muchas enfermedades graves. Así, nos pasamos la vida contando calorías, intentado dietas relámpago e inventando otras tantas, viendo de qué manera podemos ir al menos una hora al día al gimnasio o introducir algún ejercicio físico en nuestra rutina diaria, e incluso pasando por quirófano cuando ya desesperados no conseguimos que otra cosa nos dé resultado para perder algunos kilos. No me digas que no te sientes un poco reflejado en esto.
Sin embargo, parece que en Oriente se toman las cosas de otra manera, y han aprendido a sortear el problema de la obesidad de otras maneras. Hace tiempo que ellos, en vez de preocuparse de lo que comen para no padecer obesidad, han decidido que la mejor forma de no tener peso de más es no comer. Así, los retiros ayuno son algo tradicional en la cultura oriental, practicado por cualquier hijo de vecino; y es que esa parte del mundo parece haberse dado cuenta que la falta de ingerir alimentos está muy relacionada con el equilibrio de nuestra mente y nuestro cuerpo. Los momentos en que se practica el ayuno ayuda a descargar también nuestro espíritu, a la vez que nuestro cuerpo crea como un reinicio de sus funciones, cambiando el metabolismo y funcionando de forma diferente. Y esto, según su filosofía pero también según diversos estudios, es altamente beneficioso.
Aquí no somos tan fanáticos de los ayunos en sí, aunque sí que se han puesto de moda últimamente los retiros espirituales: lugares donde las personas se dedican a desconectar de su rutina diaria y a practicar disciplinas de autoconciencia, como la meditación y el yoga, situados casi siempre en parajes naturales y rurales, y lejos del ritmo trepidante de las ciudades. Y entre otras cosas, sí que se hace hincapié en la importancia de la alimentación, y sí que animan a sus visitantes a practicar el ayuno. Sin embargo, lo hacen de una manera progresiva, y echando mano de una técnica llamada ayuno intermitente.
¿En qué se basa este modelo de alimentación? Bien, pues se trata de programar períodos de ayuno que se intercalan con otros donde se puede comer, básicamente; eso sí, procurando que estos períodos donde no se ingieren alimentos sean mayores de 12 horas, que es cuando el cuerpo empieza a entrar en estado de cetosis. Gracias a los procesos fisiológicos que se producen al llegar a la cetosis, el cuerpo humano empieza a convertir en energía la grasa que acumulamos en el organismo, con lo que se consigue mucho más fácilmente perder el exceso de peso acumulado.
Hay numerosos manuales sobre las técnicas de cómo hacer el ayuno intermitente, pues no a todo el mundo le sirven los mismos horarios. Realmente, uno puede elegir ayer el ayuno a diario, o hacerlo en días alternos, o incluso programar semanalmente los días en que se puede ayunar. Lo importante es ser constante, y realmente no tomar ningún alimento durante las horas de ayuno, siendo permitido tomar agua, té o café, siempre solos y sin edulcorar. Hay por supuesto algunas personas que no pueden practicar este tipo de ayuno, como los diabéticos y las embarazadas; así que, si te animas a practicar el ayuno intermitente, o el ayuno total, siempre se aconseja consultar con el médico de cabecera para que te aconseje.